Queridos lectores...

Queridos lectores...

... en este blog no os prometo fotografías alucinantes ni mucho menos historias entrañables. Sí es eso lo que esperáis encontrar, os recomiendo continuar con la búsqueda.

Sin embargo sí que plasmaré ideas reales, sentimientos vividos y quizás experiencias excitantes. Por que ésto que tenéis ante vosotros, no es un libro de J.K. Rowling, sino el blog de un adolescente. El blog de todavía un crío que no dudará en acudir a él para desahogarse de sus problemas y transmitir las sensaciones que invaden su pecho.

Así que sin más dilación, sólo me queda daros la bienvenida. "Bienvenidos seáis a las nevadas cumbres de mi memoria".

martes, 30 de agosto de 2011

Tic-Tac dice el reloj.

Y no sé que pensar. En los primeros años se tiene todo lo que en la vida se sobrevalora: Belleza y Juventud. Ambas juntas pueden hacerte invencible. Pueden hacerte de oro. 
Pero, ¿por qué es entonces este punto el que debes dedicar a los estudios? ¿por qué es este el tiempo en el que debes aprender y no lo tienes ya todo aprendido? Sinceramente, no entiendo el sentido de la vida. 
En mi opinión, esta es la edad perfecta. Tengo dieciocho años, una edad redonda que marca el inicio de una nueva etapa en la vida que no pienso desaprovechar. Aristóteles diría que la virtud reside en el término medio, pero ¿sabes qué es lo que yo pienso? Que a esta edad se debe vivir como uno más de los "Rolling Stones".
Bienvenido a la juventud. Bienvenido al mundo del sexo, drogas y Rock&Roll. 



Una estrella nunca muere

Y es que lo confesaré, pues desde que la vi por primera vez me enamoré. No hablo de una belleza singular, sino una belleza especial. Una obra de arte de gran estilo. Dicha obra es una mujer, o tal vez una diosa. Una mujer de otro tiempo, de otra generación.
Me hubiera gustado vivir en aquellos años. Unos años, a los ojos del actual mundo, olvidados. Pero ¿quién puede ser capaz de no recordarla? Se trata de un tiempo en el que "Los caballeros las prefieren rubias". Un tiempo diferente en el que las lenguas no dejaban de pronunciar su nombre y en el que los mejores amigos de las mujeres eran los diamantes ("Diamonds are a Girl's Best Friend"). Sí, se trata de los años cincuenta, un año marcado por el glamour. Un glamour único en esta mujer y propio de una actriz, cantante y modelo. 
Supongo que ya sabrás de quién hablo y si no es así, sólo debes limitarte a cerrar los ojos e imaginarte un traje corto blanco, un pelo rubio, una tez pálida y un elegante lunar. Hablo del primer símbolo sexual de todos los tiempos. La primera mujer en posar para la portada de "Playboy". Su nombre es Marilyn Monroe y seguro recuerdas su mítica escena sobre las humeantes alcantarillas de Nueva York, sujetando con sus manos sus faldas y una sonrisa en su rostro. 
Sí, hablo de una mujer mítica. De una mujer encerrada en un tiempo al que deberíamos volver, pues se trata del momento de mayor esplendor, no sólo cinematográfico, sino en todos los ámbitos. Unos años de gloria, glamour, y como diría Marilyn, diamantes.



- What do I wear in bed? Why, Chanel No. 5, of course -

sábado, 27 de agosto de 2011

Cuando uno está realmente seguro de que no va a perder a quien quiere

Cuando uno está realmente seguro de que no va a perder a quien quiere tiende a infravalorarlo, quizás porque en el fondo cree saber que nunca se dará el caso, y cuando ésto sucede el palo es aún mayor, pues es algo que ya dábamos por asegurado. Un palo quizás tan grande o mayor como la decepción de un jugador al ver su estrategia desecha, o incluso como la decepción de un enamorado al sentirse rechazado. Eso es lo que le pasó a mi mejor amiga, o como ella prefiere considerarse, mi ex-amiga. Siempre fuimos mejores amigos, como uña y carne, desde hace muchos años los que sin duda, calificaría como los mejores de mi vida, pues fue cuando realmente descubrí el valor de una verdadera amistad. Una amistad llena de experiencias únicas e irrepetibles, pero todo en esta vida se acaba. Pues por una serie de circunstancias me he visto obligado a alejarme de ella. De su mundo, de su realidad. Y sí Carolina... Ésta es nuestra historia.
Yo no contaré ningún sueño ni ningún mero pensamiento o temor, pero si me gustaría plasmar mis sentimientos. No negaré que te echo de menos, pues en su día prometí nunca mentirte, pero si te reconozco que estoy dolido y es por eso que he decidido alejarme y te diré por qué: porque quiero que me demuestres que aún me extrañas, que me me quieres, que lo que en su día me entregaste en una postal es cierto y que realmente quieres recuperarme. Porque si yo estoy aquí, en una tibia noche, en la playa desde la Blackberry escribiendo esto es porque realmente quiero que me recuperes. ¡HAZLO! ¡RECUPÉRAME y así demuestra al orgulloso de tu mejor amigo que aún estás ahí y que sigue siendo parte de tu vida.

miércoles, 24 de agosto de 2011

Dulce esquizofrenia


A mi alrededor miles de personas dialogaban.
Personas de todas las edades, de todas las clases y, también, de todos los tiempos.
A mi vera Hitler descansaba mientras debatía con Mussolini las causas de la derrota. Al otro lado unos jóvenes de mi edad recitaban poemas en un dialecto, para mí, desconocido.
El mundo se había vuelto loco y yo estaba sumergido en medio del caos.
De pronto todo pareció detenerse. Las agujas del reloj marcaban las doce, así que en breve la damisela se convertiría en una burda niñera. "Un zapatito de cristal" esperaba oír, pero no fue así.
La locura me rondaba, los ojos me dolían. ¿Donde estaba?
Así la cabeza me dio tumbos y terminé por desfallecer sobre el áspero suelo.

Al abrir los ojos estaba bajo un árbol frondoso. Entre sus raíces yacía mi cuerpo. Un joven enmascarado secuestraba frente a mí a una joven.
¿A donde vas? ¡Espera!
El tiempo volvió a correr, y el tic-tac me mareaba.
El bandido desapareció entre la penumbra del bosque, y yo sin dudarlo le perseguí.
A medida que andaba el aire se volvía más frío. Todo se volvió oscuro.
El suelo se movía bajo mis pies, se oían susurros que pronto se convertirían en gritos.
Sobre mí la luna se teñía de rojo, se enfundaba en un apretado traje para salir al amanecer.
Eran las cinco de la tarde. Los minutos se habían vuelto horas, y las horas a su vez minutos.
Todo daba vueltas, nada tenía sentido, así que decidí apresurarme y correr.
Pasados unos metros, me encontraba en otro sitio. La cubierta de un barco. Un barco pirata que surcaba los mares.
A mi alrededor no había nadie, ¿se trataría de un barco fantasma?
La melodía de las sirenas llegaba hasta mis oídos, obligándome a saltar.
Debía resistirme pero mi cuerpo cedía. Mis pies andaban y pronto fui abrazado por las fauces de un mar agresivo.
Al abrir los ojos me di cuenta de que me hallaba en la misma habitación de entonces. Donde Hitler descansaba mientras debatía con Mussolini las causas de la derrota. El mismo lugar donde unos jóvenes de mi edad recitaban poemas en un dialecto, para mí, desconocido. Había vuelto allí, pero la única diferencia es que ahora estaba solo.
Lentamente las barrocas paredes fueron dando lugar a unos claros muros acolchados. La silla donde descansaba se convirtió en una blanca camilla. Y el resto de la habitación se fue esfumando hasta convertirse en un único elemento: el color blanco.
No era la primera vez que me pasaba, ni la segunda, ni la tercera. Sabía que no me quedaba mucho.
¿Locura? Tal vez. O como lo llaman los médicos: ¿Trastornos mentales? Quizás.
Pero yo mi esquizofrenia no la veo como una enfermedad, que en sus arrebatos me hace delirar, que me hace volverme agresivo sumido en ataques, que me hace ver lo que no hay. Para mi la "esquizofrenia" no es un problema, sino un manjar. Un manjar que siempre antes de acostarme, me permite... soñar.