Queridos lectores...

Queridos lectores...

... en este blog no os prometo fotografías alucinantes ni mucho menos historias entrañables. Sí es eso lo que esperáis encontrar, os recomiendo continuar con la búsqueda.

Sin embargo sí que plasmaré ideas reales, sentimientos vividos y quizás experiencias excitantes. Por que ésto que tenéis ante vosotros, no es un libro de J.K. Rowling, sino el blog de un adolescente. El blog de todavía un crío que no dudará en acudir a él para desahogarse de sus problemas y transmitir las sensaciones que invaden su pecho.

Así que sin más dilación, sólo me queda daros la bienvenida. "Bienvenidos seáis a las nevadas cumbres de mi memoria".

lunes, 31 de octubre de 2011

El secreto del ser humano.

Y sí, no somos más que máquinas dotadas de sentimientos. Donde el corazón es nuestro motor; la nacionalidad, nuestra identidad; y el alma, nuestras esencia.

Momentos.

Ahora, es el momento en el que miramos atrás en nuestras vidas. Justo ahora, mientras tengo una insoportable clase de Citología medito sobre todo lo que atrás quedó. Esas amistades cada día más lejanas, esos amores pasados, esas incertidumbres e ilusiones ya perdidas. Ahora, viendo las fotos de mi graduación, con mi traje negro a conjunto con mis cabellos, con mi corbata azul del color del espléndido cielo en aquellos tiempos.


Es ahora cuando lo echo todo de menos. Y es que, son pequeños detalles que en el momento no valoras, que crees que siempre podrás repetir pero que no los revivirás nunca más allá que en tus recuerdos ya marchitos. Es ahora cuando lo extraño todo. A mis amigos, a mis amores, a mi pasado, y a mi historia. Extraño todo lo que he dejado atrás pero no me importa. Porque hoy estoy feliz: feliz de al menos algún día haber podido compartir un sólo momento con todas esas personas que estoy seguro de que, nunca podré olvidar.

Os quiero a pesar de que hoy no seáis más que los fantasmas de mi pasado ♥





sábado, 22 de octubre de 2011

-Mi primera disección-

Sabía que algún día pasaría, pero nunca me imaginé que fuera de ese modo...
El día 20 de octubre de 2011 vi mi primer cadáver. Estaba impaciente, ilusionado como lo está un niño pequeño en la noche de navidad. Tenía gran curiosidad por saber como sería el cuerpo humano por dentro más allá de las ilustraciones propias de los libros, lo quería ver con mis propios ojos sin tapujos y sin censuras: tal y como es; y lo más importante, quería confirmar si la medicina sería mi vocación, pues pondría a prueba mi temple frente a un muerto.O, como prefieren que lo llamen: "cadáver".
Yo ya me había puesto la bata y caminaba decidido hacia la sala de disección. A medida que avanzaba en el largo pasillo, el olor a muerte se encontraba cada vez más presente. Entre nosotros.
El momento más impactante fue cuando hubo que sacarlos de las cajas metálicas en las que se encontraban. Al retirar la tapa, un fuerte olor a Formol, compuesto que no sólo permite la desinfección sino también la conservación de los tejidos, inundó a los más curiosos que se acercaban a contemplar la escena. Yo fui uno de ellos. El olor se te clavaba en las mucosas produciendo un fuerte picor en garganta y nariz. Los ojos ardían en cuestión de segundos te hacían llorar. Era como si se tratará de una cebolla gigante, con un pequeño toque de amoniaco. Eso hizo que todos retrocediéramos unos pasos, y a los pocos segundos la sensación desapareció. Había sido como un azote que obligaba a los curiosos a alejarse y respetar lo que en esas frías cajas descansaba.
Tras eso, entre tres personas levantaron una bandeja de metal en la que el cadáver reposaba rígidamente boca abajo con su torso cubierto torpemente por una sábana verde, y la depositaron cuidadosamente sobre una mesa metálica también propia de la serie de CSI. Uno de los porteadores debía tirar hacia atrás de los brazos del muerto con fuerza para que no se trabarán al sacarlo de la caja. Al salir los soltaba de modo que éstos, víctimas del rígor mortis, caían agresivamente sobre la metálica mesa produciendo un sonido sordo, hueco y falto de sentimiento como esos brazos lo estaban de vida. Esa fue la primera escena impactante. La manta verde sólo tapaba parte del cuerpo, pudiendo los neófitos contemplar como el culo de los cadáveres estaba plano y lleno de marcas consecuencia de su larga estancia en esas cajas. A los lados, descansaban los brazos y sus dedos de la mano, sin estar cerrados ni completamente extendidos, transmitían tensión. Unas manos que se intentaban agarras a algo. Unas manos que quizás, trataran de aferrarse inútilmente a la vida. Sobre la mesa donde saciaríamos nuestra sádica sed de conocimientos, en el techo, una lámpara al puro estilo dentista iluminaba al cuerpo cubierto que teníamos ante nosotros. Rápidamente nuestro jefe de mesa retiró la manta y pudimos ver el cuerpo de una anciana de unos setenta y pocos años boca abajo con un largo corte en la espalda que se extendía desde la nuca hasta donde tímidamente empezaba el culo. Tenía los blancos cabellos rapados y en su totalidad estaba rasurada. Su piel, llena de lunares y varices, tenía un aspecto gelatinoso. Tenía un tono entre el color de piel natural y el amarillo, y estaba llena de marcas. Al tacto era como plastilina que podías moldear a tu gusto. De hecho, bajo la clavícula y transversalmente, se extendía una arruga como la que se te quedaba en la portadas de los libros cuando no la habías forrado correctamente. La diferencia es que esta vez era de piel y medía varios centímetros.
Tras eso, con los guantes de látex recubriendo nuestras manos nos dispusimos a investigar el secreto que esconde la perfección del ser humano.
En ese momento, me sentí mal. Pero no me sentí mal producto del asco, formol o un mareo que pronto produjo el desmayo de más de uno, sino mal moralmente. Sentía como los muertos estaban ahí dispuestos para nosotros, los vivos, jugar con ellos. Entré en una serie de meditaciones y reflexiones de carácter existencial que no tardaron en hacerme sentir el "Machado" del siglo XXI: lo efímera que resulta ser la vida, y lo injusto que me resultaba esa situación. Yo, un simple alumno de primero de medicina, introduciendo mis descuidados dedos entre nervios, costillas, vértebras y músculos.
Por suerte me resigné a mirarle la cara, pues sabía que ésta me perseguiría a lo largo del día. Y peor sería el caso de tener los ojos abiertos y poder contemplar, en todo su esplendor, el significado de una mirada perdida y falta de emociones. Sin embargo, algo que me cortó la respiración fue su mano: tenía las uñas perfectamente pintadas de lila. Se trataba de una muerte reciente, y lo peor: inesperada, pues dudo que una mujer se pinte las uñas para tratar de así seducir a la muerte. No esperaba que en breve su corazón dejara de latir para siempre. Esa mano que nunca volvería a ser estrechada cariñosamente por nadie. En ese momento empecé a pensar en los familiares que dejó atrás, los planes que tendría para ese día y para los siguientes, los cuáles le habían llevado a decidir que se pintaría tan delicadamente las uñas, donde habrían quedado sus ideales y recuerdos... Había entrado en un círculo vicioso de reflexiones que, irónicamente, en la sala de disecciones me llevaron a cuestionarme el sentido de la vida.
Por eso, no fue nada como me esperaba. Esperaba asco, quizás mareo, pero eso fue lo último que sentí. En mi interior sentí muchas cosas pero nada de eso. Sin embargo existe un sentimiento que afloró y que se mantuvo a flor de piel durante toda la práctica de anatomía: la compasión hacia otra persona, hacia otro ser humano que quizás hoy esté en mejor vida y que me permitió ver la muerte desde una nueva perspectiva. Así, lo único que recordaré de mi primera "disección" será la atmósfera que reinaba en la sala: una atmósfera de muerte, de respeto, donde parecía que los vivos jugaban con los muertos y en general, una atmósfera donde no se medía el temple y la indiferencia ante un muerto, sino la humanidad de cada persona.

viernes, 14 de octubre de 2011

Amor es perdonar a tu BlackBerry por lo que te hizo pasar esta semana... Y lo demás son tonterías.

El objetivo de esta entrada debería ser una muestra del descontento, no sólo mío sino de miles de personas, con lo sucedido los pasados días con el servidor de la "innovadora" BlackBerry. La noticia se extendió como lo hace  un gas en una habitación, llegando a los oídos de todo el mundo. Yo personalmente creí en un inicio que sólo me pasaba a mi... No me entraba a Internet ni al servidor, no me funcionaban las aplicaciones hasta que descubrí que el problema era común. ¿Nos estaban vacilando? Por suerte yo no tengo una fuerte adicción a este pequeño aparato, pero me pregunto que habrá sido de esas personas que lo usan cada día, cada hora y cada minuto para comunicarse y saciar su voraz sed de chatear o navegar por la red. o, ¿qué será de los autónomos que lo necesitarían para realizar su trabajo?... La caída del servidor, por motivos aún desconocidos, ha provocado el caos entre sus usuarios que no tardan en apostar por la tecnología Android. En twitter, así como en otras redes sociales, miles de mensajes se subían por segundo. Mensajes de descontento con el servicio. Suerte que aún están los pesados ordenadores para permitirnos conectarnos a ese mundo llamado Internet, porque de no ser así, creo, e incluso afirmo, que más de uno hubiera necesitado unas pastillitas antes de irse a dormir. Y sí, yo soy un usuario de este servicio, y su fallo me produjo más de un problema y eso que no soy más que un estudiante universitario. Sin embargo, menos mal que las operadoras se han puesto las pilas y vía sms no sólo nos informaron en cada momento el estado y la evolución del problema, sino que además prometen compensar a los usuarios de la hoy tan problemática BlackBerry. Espero que esa compensación no sea una oferta para un nuevo contrato. Así el mundo de la tecnología ocupa cada vez más la atención de los medios pues, tras la marcha del emprendedor de Apple, una de sus principales competidoras a nivel de telefonía, la BlackBerry produce un drama a nivel mundial: el servicio había fallado y no se recuperaría hasta días después. Así que, tras meditarlo mucho he llegado a una conclusión. He llegado a las dos posibles hipótesis del fallo: o BlackBerry le dedicó un luto de 3 días de silencio a Steve Jobs o éste está bloqueando las BlackBerry desde el "Mac" allá.


viernes, 7 de octubre de 2011

Triste noticia acerca del alma de Apple...

Ayer, día 6 de octubre de 2011, a la temprana edad de 56 efímeros años, se despedía de nuestro mundo uno de los mayores revolucionarios de la historia tras perder la dura batalla contra el cáncer: Steve Jobs, fundador de Apple y figura imprescindible para entender la evolución de la tecnología de las últimas décadas.


"Apple ha perdido a un genio visionario y creativo y el mundo ha perdido a un asombroso ser humano", ha informado la empresa a través de un escueto comunicado en su página web. A modo de homenaje, la multimillonaria empresa ha incluido una fotografía de Jobs en su página de inicio dejando constancia así de que aunque, se haya ido el hombre que un día hizo realidad el sueño de millones de personas, su espíritu estará siempre en la base de Apple, pues con él nació la compañía en el año 1976, cuando su central se ubicaba en el interior de un garaje de California.



"Cáncer de Páncreas, el responsable del fin de una era en Apple"


Conocido por su amor por el detalle y la minuciosidad, Steve Jobs era lo suficientemente valiente para pensar diferente, lo suficientemente atrevido para creer que podía cambiar el mundo, y lo suficientemente talentoso para lograrlo. Se trata, pues, del autor intelectual de los productos que llevaron a lo más alto a la compañía, entre ellos el teléfono móvil iPhone, el reproductor de música iPod, y la tableta iPad entre otros.

Así que tenemos mucho que agradecer a este Thomas Edison del siglo XXI que hizo de un ordenador un artilugio simple de usar, que cambió la manera de hacer negocio con la música por Internet, que lanzó la telefonía móvil en otra dimensión y que cambió la visión del mundo a uno más "digitalizado" haciendo al hombre corriente dependiente de innumerables aparatos que en su vida hubiera creído necesitar.

De hecho, el popular símbolo de la manzana mordida con un bocado al lado derecho fue idea de Jobs, cuando a finales de la década de los sesenta, Los Beatles publicaban en uno de sus discos la imagen de la fruta del pecado en su portada: la manzana verde ("Apple Corps").



El revolucionario del garaje, el gurú que ha obsesionado a una generación de jóvenes y ha cambiado la manera de llamar, leer el periódico y hacer fotos, ya es un mito. 

Descansa en paz Steve Jobs, creador de Apple y luchador del día a día.


"Acordarme de que voy a morir pronto me ayuda a tomar las decisiones... Acordarse de que vas a morir es la mejor manera de evitar la trampa de pensar que tienes algo que perder. Ya estás desnudo, no hay razón para que no sigas tu corazón... Tu tiempo es limitado, no lo desprecies" Steve Jobs (1955-2011).


sábado, 1 de octubre de 2011

Hace mucho que no escribo nada que realmente salga de mi corazón. Quizás hasta ahora he compartido pensamientos, ideales, historias y anécdotas, pero ha llegado el momento en el que quiero compartir algo más que eso. Quiero compartir sentimientos. De hecho, hace mucho tiempo que no lloraba de felicidad ni de tristeza, y sonará rematadamente cursi, pero mientras que escribo estas líneas una cristalina lágrima está recorriendo mi mejilla. Hace mucho que no afloraba lo que siento por ti... Te extraño, y mucho 


No os relataré una historia de amor, sino una de admiración. La historia de mi crecimiento como persona, y la de uno de mis mayores ejemplos a seguir. ¿Su nombre? Michael Joseph Jackson, el insuperable Rey del Pop. Y no, hoy no es el aniversario de su muerte, ni el día de su cumpleaños, es un día completamente normal. Una tarde como otra cualquiera. Pero con una diferencia: esta tarde le he vuelto a sentir. Después de mucho tiempo he vuelto a ruborizarme hasta el nivel de llorar como un niño desconsolado al oír una de sus canciones: "Speechless".







En este momento pensareis que soy un niñato más. Uno de esos chicos que matarían por su ídolo como lo harían hoy las BELIEBERS por Justin Bieber. Sin embargo, os afirmo que mi fascinación por este curioso personaje no tiene comparación con la que sienten dichas ilusas fanáticas. Lo mío va más allá.


Yo nunca he visto a Michael Jackson como un objeto comercial o como un cantante. Siempre lo he admirado por lo que fue: una persona. Una persona que desde pequeño sufrió maltratos, una persona atacada por la sociedad, manipulada y engañada por doquier, pero sin embargo, capaz de alzarse por encima de todos y realizarse como persona. Se trata, pues, de una persona que con su angelical voz al cantar puede cambiar los sentimientos de cualquier individuo y llegar a su corazón. Una persona que entre las palabras de sus composiciones puede hacerte sentir comprendido y eliminar cualquier sensación de desamparo.


Desde hace muchos años me sentí identificado con "el Peter Pan del siglo XXI". Siempre aspiré a ser como este compositor, actor, bailarín, coreógrafo, y entre otras muchas cosas, cantante. Siempre imitaba sus pasos, bailaba su famoso "moonwalk" e intantaba convertirme en una fotocopia del autor de "thriller". Siempre... hasta el día de su muerte el pasado 25 de junio de 2009. "Michael Jackson muere por sobredosis de fármacos".


Ese día sentí como se derrumbó el mundo sobre mis hombros. Mis ilusiones por poder verle al fin en su última gira "This is it", se habían esfumado. Todo lo que hasta aquel entonces conocía había desaparecido. Y sin razón alguna le odié por haberme abandonado. Por haberme dejado completamente solo. Y así, recogí los posters, guardé los álbumes de fotos y recortes de noticias, los discos, y todo lo que pudiera recordarme a él.


Los días se pasaron lentos, y cada día le necesitaba más. Pero no volví a colocar posters, oír su música y ver sus videoclips hasta pasados los meses. Cuando asumí su pérdida y lo que más me dolía... que no podría saber de él nunca más. Y así comenzó la costumbre de encender una vela cada una de las noches. Una vela que se consumiría meses después... De este modo mi admiración había quedado impoluta a ese trágico suceso.


Pero si hay algo que mantuve, fue no volver a imitar sus pasos nunca más. No intentaría mejorar pues eso me parecía un intento de suplantarle. Sin embargo, a día de hoy, cuando oigo su música no puedo evitar mover mis pies, sentirme reconfortado y poseído por su esencia. Aún, a día de hoy, bailo bajo sus acordes pues me he dado cuenta que él es la leyenda, y nosotros, los fans, somos su legado. El legado eterno del rey del pop.


Te Amo Michael 



Meditación matutina.

Y ahora, reflexionando sobre la abstracción a la hora de definir el término "color", "idea", "sentimiento" y "esencia", he meditado sobre por qué pensar tanto en la vida... La vida no se trata de pensar, se trata de sentir.

Monotonía

No sé si soy el único ser humano en el planeta Tierra al que le pasa, pero me he dado cuenta de que la vida es una constante monotonía. La monotonía de andar, de respirar, de pensar e incluso, en el peor de los casos, de amar. 


Los días pasan, y pienso que ningún momento de nuestra vida se repetirá una segunda vez. De hecho, los segundos que estoy empleando en redactar esta mísera entrada no volverán nunca, al igual que tampoco lo hacen los que empleas en dormir, en comer, en estudiar... La vida es monotonía, y eso sucede porque no sabemos apreciar el tiempo que ésta pone a nuestra disposición. Y aunque, muchos optimistas vean la vida de mil colores diferentes, yo la sigo viendo en blanco y negro. La contemplo como quien observaba la televisión en los pasados años sesenta. Porque sí: así soy yo.


Todas las calles que paseemos son siempre las mismas, sea quien sea tu acompañante. El aire que respiramos es siempre el mismo, sea cual sea el lugar de residencia. La sangre que fluye por nuestras venas es siempre la misma, independientemente del contenido en oxígeno que ésta presente. La música que escuchamos suele ser siempre la misma, sea cual sea nuestra edad, así como nuestro estado de ánimo. Nuestra identidad es siempre la misma, donde sea que vivamos... Y aunque parezcan pequeños detalles, de hecho, insignificantes, estos datos son el inicio de una interminable lista. La rutina, la constancia y la monotonía se ha convertido en el pan nuestro de cada día. 


Viviendo en un mundo donde lo bueno se recalca en el blanco, y lo malo se oculta bajo lo negro. Así es como nos encontramos. Sin embargo yo lo tengo claro: no permitiré que esto reine en mi vida. Pues siempre conoceré gente nueva, haré cosas diferentes y lo más importante... encontraré esos pequeños momentos de felicidad que me saquen de esa monotonía y me permitan ver la vida como realmente es: preciosa y policromática.