Queridos lectores...

Queridos lectores...

... en este blog no os prometo fotografías alucinantes ni mucho menos historias entrañables. Sí es eso lo que esperáis encontrar, os recomiendo continuar con la búsqueda.

Sin embargo sí que plasmaré ideas reales, sentimientos vividos y quizás experiencias excitantes. Por que ésto que tenéis ante vosotros, no es un libro de J.K. Rowling, sino el blog de un adolescente. El blog de todavía un crío que no dudará en acudir a él para desahogarse de sus problemas y transmitir las sensaciones que invaden su pecho.

Así que sin más dilación, sólo me queda daros la bienvenida. "Bienvenidos seáis a las nevadas cumbres de mi memoria".

domingo, 4 de septiembre de 2011

La infancia, esa dulce etapa de la vida.

La infancia. La ausencia de preocupaciones. Esa etapa tan bonita en la que nuestro mayor temor era el monstruo que pudiese haber en nuestro armario o bajo nuestra cama al caer la noche. Sin números rojos, sin responsabilidades. Esa es realmente la etapa más crucial de nuestra vida. La que siempre nos marcara y a la que siempre, y repito nuevamente, siempre querremos volver.






Se trata pues de una época mágica. Una época rebosante de imaginación y fantasía. Éramos capaces de jugar solos e imaginarnos en una gran batalla. Con una mirada profunda podíamos ver todo lo que quisiéramos ver. Dragones, duendes, monstruos, o lo que más me divertía y a la vez aterrorizaba: los zombies. 


La infancia, ese momento en el que la máxima decisión que tomábamos era a qué jugar. Todos amigos de todos, sin conflictos, sin peleas. Pues después de todo no eran peleas sino juegos de niños... 


Es en la niñez cuando aprendemos a dar nuestros primeros pasos, los cuales, probablemente, marcarán el camino que supone el resto de nuestras vidas. Aprendemos de nuestro alrededor y captamos todo lo que llame nuestra atención. 


Realmente la infancia se podría definir con únicamente una palabra: "soñar". Soñar no sólo cada noche al dormir, ni cada mañana al despertar, ni en cada una de nuestras aventuras... sino también soñar con un futuro. Soñar con lo que uno quiere ser: presidente, astronauta, actor, médico... Algunas ideas son descabelladas, eso depende de la avaricia del neófito, pero no por ello imposibles pues la felicidad consiste en realizar los sueños de la infancia.


Pero aún así, he llegado a la conclusión de que una feliz niñez no es obligatoriamente un derecho, pues muchos son alejados de ese mundo de príncipes, princesas y trolls. Trabajos forzados, niños abandonados... La infancia no debe ser un derecho, sino una obligación, pues es en la niñez donde realmente se crece, y no sólo físicamente, sino como persona


Tras esta melancólica reflexión sólo cabe añadir cuan envidioso me siento de Peter Pan, capaz de ser eternamente un niño. Así que hoy, si me preguntarán, que quiero ser de mayor, contestaría: "Sólo quiero volver a ser un niño".






1 comentario:

  1. Ja dimelo a mi, que en breve estare sola y tendre que poner lavadoras, hacer la comida,ir a clase, ir a rehabilitacion....xDD ¡aaaay dulce infancia! y pensar que podriamos haberla comportido porque eramos vecinos... y nos enteramos 17 años después!

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