No os relataré una historia de amor, sino una de admiración. La historia de mi crecimiento como persona, y la de uno de mis mayores ejemplos a seguir. ¿Su nombre? Michael Joseph Jackson, el insuperable Rey del Pop. Y no, hoy no es el aniversario de su muerte, ni el día de su cumpleaños, es un día completamente normal. Una tarde como otra cualquiera. Pero con una diferencia: esta tarde le he vuelto a sentir. Después de mucho tiempo he vuelto a ruborizarme hasta el nivel de llorar como un niño desconsolado al oír una de sus canciones: "Speechless".
En este momento pensareis que soy un niñato más. Uno de esos chicos que matarían por su ídolo como lo harían hoy las BELIEBERS por Justin Bieber. Sin embargo, os afirmo que mi fascinación por este curioso personaje no tiene comparación con la que sienten dichas ilusas fanáticas. Lo mío va más allá.
Yo nunca he visto a Michael Jackson como un objeto comercial o como un cantante. Siempre lo he admirado por lo que fue: una persona. Una persona que desde pequeño sufrió maltratos, una persona atacada por la sociedad, manipulada y engañada por doquier, pero sin embargo, capaz de alzarse por encima de todos y realizarse como persona. Se trata, pues, de una persona que con su angelical voz al cantar puede cambiar los sentimientos de cualquier individuo y llegar a su corazón. Una persona que entre las palabras de sus composiciones puede hacerte sentir comprendido y eliminar cualquier sensación de desamparo.
Desde hace muchos años me sentí identificado con "el Peter Pan del siglo XXI". Siempre aspiré a ser como este compositor, actor, bailarín, coreógrafo, y entre otras muchas cosas, cantante. Siempre imitaba sus pasos, bailaba su famoso "moonwalk" e intantaba convertirme en una fotocopia del autor de "thriller". Siempre... hasta el día de su muerte el pasado 25 de junio de 2009. "Michael Jackson muere por sobredosis de fármacos".
Ese día sentí como se derrumbó el mundo sobre mis hombros. Mis ilusiones por poder verle al fin en su última gira "This is it", se habían esfumado. Todo lo que hasta aquel entonces conocía había desaparecido. Y sin razón alguna le odié por haberme abandonado. Por haberme dejado completamente solo. Y así, recogí los posters, guardé los álbumes de fotos y recortes de noticias, los discos, y todo lo que pudiera recordarme a él.
Los días se pasaron lentos, y cada día le necesitaba más. Pero no volví a colocar posters, oír su música y ver sus videoclips hasta pasados los meses. Cuando asumí su pérdida y lo que más me dolía... que no podría saber de él nunca más. Y así comenzó la costumbre de encender una vela cada una de las noches. Una vela que se consumiría meses después... De este modo mi admiración había quedado impoluta a ese trágico suceso.
Pero si hay algo que mantuve, fue no volver a imitar sus pasos nunca más. No intentaría mejorar pues eso me parecía un intento de suplantarle. Sin embargo, a día de hoy, cuando oigo su música no puedo evitar mover mis pies, sentirme reconfortado y poseído por su esencia. Aún, a día de hoy, bailo bajo sus acordes pues me he dado cuenta que él es la leyenda, y nosotros, los fans, somos su legado. El legado eterno del rey del pop.
Te Amo Michael ♥
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